«La música ha influido en el ánimo de muchos hombres y mujeres de modo casi increíble, unas veces enardeciendo, estimulando; otras, consolando o calmando. Muchos salmos e himnos han elevado a multitud de creyentes a alturas sublimes de fe, amor y esperanza, sentimientos que, por otra parte, han enriquecido hasta lo inefable la calidad de no pocas composiciones clásicas (...) Podemos afirmar que los cánticos contenidos en las Escrituras son un manantial generoso de bendición. En ellos encuentra el creyente consuelo, renovada esperanza e instrucción relativa a la grandeza de Dios, a sus atributos, a su providencia. De igual modo describe las grandes posibilidades del ser humano; pero también sus debilidades y miserias, todo ello con la esperanza que genera la fe.»
Introducción - Música, canto y fe cristiana
Podemos afirmar que los cánticos contenidos en las Escrituras son un manantial generoso de bendición. En ellos encuentra el creyente consuelo, renovada esperanza e instrucción relativa a la grandeza de Dios, a sus atributos, a su providencia. De igual modo describe las grandes posibilidades del ser humano; pero también sus debilidades y miserias, todo ello con la esperanza que genera la fe. Con una experiencia positiva de su relación con Dios, une gozoso su fe a la de miles de hermanos suyos y canta:
«Grandes cosas ha hecho el Señor con nosotros.
Estaremos alegres» (#$HTMLBibleLink('Sal','126:3')#)
«De mañana sácianos de tu misericordia,
y cantaremos (...) todos nuestros días.» (#$HTMLBibleLink('Sal','90:14')#)
Hora de restauración - Salmo de Asaf
Lo que acabamos de destacar sobre el avivamiento de la Iglesia en su sentido amplio tiene también aplicación al creyente individual. Experiencia común de muchos cristianos ha sido la de un periodo de entusiasmo espiritual tras la conversión, de vida transformada, de celo evangelístico, de servicio abnegado, todo ello fuente de gozo inefable. Y de bendición para bien de otros... Pero ¿quién, después de días –o años– de brillo, no ha tenido que enfrentarse asimismo a periodos de oscuridad, de dudas, de enfriamiento espiritual, de relajación? ¿Quién ha mantenido siempre el «primer amor» a Cristo con la misma intensidad? (#$HTMLBibleLink('Ap','2:4')#). Otras veces la relajación va acompañada de un sentimiento de autosuficiencia, de orgullo y vanagloria, como el que invadió a la iglesia de Laodicea. Salvo dos, las restantes iglesias de #$HTMLBibleLink('Ap','2-3')# tuvieron que ser amonestadas por el Señor, a quien debían volverse con arrepentimiento. Habían de recuperar lo que habían perdido.
Ante esa necesidad, cada cristiano debería hacer suya la reiterada petición de Asaf: «¡Oh Señor, restáurame! Haz resplandecer tu rostro sobre mí y seré salvo»; o, según la versión DHH, antes mencionada:
«Haz, Dios mío, que vuelva a ser lo que fui.»